Por Diego Martín Gámez
Se convirtió en una sombra sin luz, y eso ya es decir mucho porque aún así se veía en las tinieblas de una habitación ocupada por un hombre que vivía desnudo del alma. Lo observaba cada noche dormir tapado hasta los huecos, pero destapado por dentro.
-"¿Me escuchas?", le decía
-"Apenas", respondía el hombre. "¿Que quieres?"
-"Que te tapes para no sufrir".
-"Estoy totalmente tapado", respondía el hombre apenas consciente.
-"Ese es tu problema, solo te ves por fuera y ellos son una viña de tu claridad", a sombras decía.
Una de tantas noches antes de dormir, éste hombre buscó en la oscuridad la sombra, pero no pudo hallarla. No la vio en la pared, no la pudo ver en el espejo. Prendió una luz tenue, de esas pequeñitas que se conectan directo al toma corriente, para ver si la veía, pero nada, no la encontró. Ya era tarde y decidió dormir.
En esta ocasión nada, ningún hueco de su cuerpo estaba tapado, ninguno.
Había pasado medio siglo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario